La Terapia Breve es un modelo de intervención terapéutica que busca solucionar problemas de manera activa y eficiente, estableciendo objetivos propuestos por el propio consultante en base a sus recursos actuales. Este tipo de terapia ha permitido que personas que no pueden costear tratamientos a largo plazo o buscan soluciones rápidas puedan acceder a la atención terapéutica.
De acuerdo a esto, nos preguntamos si existen estrategias claves para que la terapia sea más efectiva.
Principales estrategias clínicas utilizadas
En la terapia breve para adultos, se utilizan diversas estrategias clínicas que pueden clasificarse en dos categorías: generales y específicas.
Las estrategias generales se derivan de enfoques troncales, como la Terapia Breve Centrada en Soluciones. Estas estrategias incluyen técnicas como el trabajo con excepciones, el enfoque en los aspectos terapéuticos del cliente, preguntas orientadas al futuro, entre otras.
Las estrategias de técnica específica, que se utilizan en el abordaje de síntomas particulares. Por ejemplo, en el tratamiento de la depresión se emplean técnicas destinadas al manejo de emociones y pensamientos negativos. En el caso de la ansiedad, se utilizan técnicas específicas para manejar los niveles de estrés; mientras que en el duelo, las técnicas están vinculadas principalmente a la reelaboración de la pérdida.
Cada una de estas estrategias se adapta a las necesidades y características individuales del paciente, y puede contribuir a lograr cambios significativos en un corto periodo de tiempo.
¿Existe un enfoque único?
La estrategia clínica más adecuada para un paciente en particular depende, obviamente, de lo que el paciente esté presentando y no solo de su malestar o discurso sobre lo que está enfrentando. Además, también depende de la flexibilidad del terapeuta en ese sentido. El terapeuta debe ser capaz de manejar un abanico de opciones y no limitarse a una única técnica para cada problema.
Es importante tener en cuenta que existen elementos relacionados con el enfoque terapéutico, que son herramientas derivadas de la terapia sistémica, por ejemplo. Por lo tanto, el terapeuta debe ser capaz de seleccionar la estrategia clínica más adecuada para cada paciente y adaptarla a sus necesidades individuales. De esta forma, se pueden obtener resultados efectivos en la Psicoterapia Breve para adultos.
La importancia de la relación terapéutica
En la terapia sistémica breve, la relación terapéutica es sumamente relevante. Esto implica destinar tiempo y esfuerzo para establecer una buena relación entre el terapeuta y el paciente.
Para lograr una buena relación, es necesario ser capaz de practicar una escucha activa, aceptar al paciente y manifestar empatía. Además, es importante desarrollar una serie de estrategias no verbales y verbales que faciliten el establecimiento de una buena relación terapéutica. Estas estrategias pueden incluir el lenguaje corporal, la atención plena, la validación emocional, la comunicación efectiva, entre otras.
Estrategias verbales:
· Hacer preguntas abiertas para invitar al paciente a compartir información.
· Validar sentimientos, pensamientos y emociones del paciente.
· Entregar una retroalimentación positiva y constructiva.
· Utilizar tono cálido.
· Utilizar lenguaje común y evitar jergas técnicas. |
Estrategias no verbales:
· Mantener contacto visual con el paciente, para demostrar atención y compromiso.
· Adoptar postura abierta y relajada para demostrar accesibilidad y confianza.
· Utilizar expresiones apropiadas para reflejar la emoción del paciente.
· Utilizar gestos que demuestren comprensión.
· Usar el silencio para permitir al paciente expresarse sin interrupciones. |
La habilidad del terapeuta para establecer y mantener una buena relación terapéutica puede influir significativamente en el resultado de la terapia.
Como establecer objetivos en conjunto en terapia breve
Establecer objetivos terapéuticos junto al paciente es un elemento central de las terapias breves. La elaboración de objetivos implica dedicar tiempo para definir claramente lo que el paciente desea lograr en la terapia.
La terapia se hace breve en la medida en que se tienen objetivos que direccionan el trabajo terapéutico y se establecen indicadores para medir el progreso hacia esos objetivos. En general, se le pregunta al paciente qué es lo que desea lograr y luego el terapeuta ayuda a que ese deseo se convierta en algo que se pueda realizar en el contexto terapéutico.
Los objetivos deben ser:
- Específicos
- Medibles
- Alcanzables
- Relevantes
- Limitados en el tiempo
Por ejemplo, si un paciente desea ser una persona más segura de sí misma, el indicador podría ser que sea capaz de disertar en su curso. El resultado se mide en el sentido de que el paciente logra disertar con éxito en su curso.
El papel de la resistencia
En nuestro modelo, concebimos la resistencia como una forma de expresar el fracaso terapéutico. Este fracaso, a su vez, está vinculado a la capacidad que tanto el terapeuta como el consultante tienen para coordinarse y trabajar juntos hacia un objetivo común.
De esta manera, parece que la resistencia surge de la falta de habilidad del terapeuta para adaptarse a las necesidades y deseos del consultante, y para trabajar en colaboración con él en la dirección adecuada. Si se le piden al consultante cosas que no desea o no está dispuesto a hacer, es probable que surja la resistencia, pero esto no se debe a un problema en el consultante, sino más bien a una falta de adaptación por parte del terapeuta.
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