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¿Qué es el hambre emocional?: estrategias su identificación

El hambre emocional es un trastorno que surge de la necesidad de llenar un vacío emocional. A menudo se asocia con la soledad, el estrés, los bajos niveles de autoestima, el miedo o la ansiedad. En lugar de satisfacer la necesidad física de comer, la gente con hambre emocional come para llenar el vacío emocional.

¿Qué es el hambre emocional?: estrategias su identificación

El hambre emocional corresponde a la necesidad de consumir alimentos después de haber vivido una o varias situaciones estresantes. No siempre se asocia con una emoción negativa, a veces las emociones positivas también pueden llevar a las personas a consumir alimentos de manera desmedida.

¿Quieres profundizar sobre este tema? Te invitamos a leer el siguiente blog, en el que se describirán aspectos centrales de esta temática para poder comprenderla y diferenciarla de otro tipo de problemáticas.

Para ahondar en esta área, conversamos con la psicóloga, Ana Karina Salmerón, quien es especialista en el enfoque sistémico.

ana karina salmeronEn primer lugar, para comenzar a adentrarnos en lo que es el hambre emocional, la especialista nos mencionó que este es un problema frecuente entre las personas que presentan dificultades con la regulación de sus emociones.

Según nos comenta la especialista, el hambre emocional se ha convertido en un problema porque está asociado a diferentes enfermedades o trastornos que tienen que ver con la salud física de las personas, es decir, está relacionado directamente con la obesidad, con algún problema de la conducta alimentaria (por ejemplo,  anorexia o bulimia), con la preocupación excesiva de la imagen corporal, con la sobre ingesta y con la desregulación a la hora de alimentarnos.

De acuerdo a lo que nos comentó la especialista, esto se debe a que se pasa por alto la diferenciación del alimento como una fuente de energía, no como una alternativa para evadir una problemática.

Bajo este marco, la docente además nos explicó que, el hambre emocional, usualmente nunca se va a satisfacer con comida, de hecho, es común que el malestar físico es el que puede dar indicios para que una persona se detenga, pero la sensación de saciedad nunca llega.

“Nos vamos a dar cuenta que el hambre emocional comienza a manifestarse en las personas cuando se comienzan a hacer asociaciones. Es decir, cuando las emociones se convierten en sentimientos y se empieza a asociar la comida con algo que puede estar sucediendo en las personas”.

De acuerdo a lo anterior, esto es un signo que las personas generalmente aprenden desde que son pequeños, porque el alimento suele ser visto y promovido como una especie de calmante, relajación o una fuente de evitación de una situación o un problema.

Las diferencias entre hambre emocional y hambre fisiológica

Como ya se ha descrito con anterioridad, básicamente la distinción entre estas dos cuestiones  se basa en que hambre emocional es una necesidad psicológica inconsciente de comer alimentos para satisfacer una sensación de vacío o ansiedad. Se produce por factores emocionales, como estrés, soledad, aburrimiento o depresión.

Por otro lado, el hambre fisiológica es una necesidad biológica consciente de comer alimentos para satisfacer la sensación de hambre. Se produce por factores fisiológicos, como el metabolismo, la energía y la nutrición.

En muchas ocasiones, el hambre emocional es confundida con trastornos, como a bulimia o anorexia, por eso que es necesario que las personas que tienen un problema en este sentido, cuenten con apoyo de profesional para poder establecer su diagnóstico.

Hambre emocional Hambre fisiológica
La sensación de hambre llega de repente y es muy intensa. Aparece poco a poco y las ganas de comer aumentan a medida que pasan las horas.

Surge como un deseo y no tanto como una sensación física.

La sensación de comer se asienta en el estómago.
Tenemos que saciar el hambre en ese mismo momento. Podemos esperar para comer unos minutos o incluso unas horas.
Nos resulta complicado centrarnos en otra actividad. Somos capaces de realizar otra actividad mientras esperamos para comer.
Deseamos ciertos tipos de comida que, por lo general, suelen ser más calóricas. Nos apetece cualquier alimento e incluso podemos comer lo que tengamos a nuestro alcance.
Comemos en exceso pero no llegamos a sentirnos del todo satisfechos A medida que ingerimos alimentos nos sentimos satisfechos y podemos parar cuando tenemos suficiente
Nos sentimos avergonzados o culpables tras terminar de comer. No nos sentimos mal o culpables después de comer.

Cabe mencionar, que el hambre emocional tiene la misma probabilidad de generarse tanto en hombres como mujeres, sin embargo, las mujeres generalmente suelen verse mayormente presionadas por estereotipos respecto al cuerpo.

La importancia del reconocimiento del hambre emocional en la práctica clínica

En la práctica clínica es muy importante identificar el hambre emocional, porque cada vez hay más pacientes con problemas en la conducta alimentaria. Lamentablemente muchas personas tienen problemas con su imagen corporal y problemas de peso.

La psicóloga Ana Karina Salmerón, nos explicó que “es común encontrar pacientes encontrar pacientes preocupados por esa área que no quieren plantear su problema abiertamente”. de acuerdo al relato de la especialista, esto se debe a que muchos crecieron con una relación problemática con la comida y con el paso del tiempo este tema se volvió cotidiano.

“En la práctica he podido notar que muchos a consultantes esta problemática les da vergüenza, de hecho muchos comienzan relatando situaciones de estrés en las que no encuentran una relación directa con los excesos al momento de comer”.

Además, Salmerón añade que las personas rehúyen de esta problemática por el miedo a ser juzgadas, esto porque vivimos en una sociedad en la que constantemente somos bombardeados por mensajes relativos a “estilos de vida saludables”.

Trabajo multidisciplinario

Este trastorno es necesario trabajarlo con un equipo multidisciplinario, se necesita el apoyo de médicos si es que la persona tiene una problemática asociada con el peso, por ejemplo; síndrome de ovario poliquístico, diabetes, hipertensión, problemas de apnea del sueño, etc.

Adicional a esto, también es importante contar con apoyo nutricional, fuera de una dieta específica, se necesita enseñarle al paciente cómo hacer una mejor elección de alimentos.

En lo que respeta al  área psicológica, es importante realizar apoyo emocional y entregarle la confianza necesaria al consultante, para que este pueda hablar abiertamente de lo que le sucede. La labor en esta área, es importantísima, ya que, la psicoeducación es fundamental para poder ayudar a la persona afectada.

En este sentido, se vuelve necesario trabajar la autoestima, el respeto, la autoseguridad y el reconocimiento de la historia de vida, para poder identificar de dónde surge todo lo que le afecta.

¿Cómo se previene el hambre emocional?

El hambre emocional se previene con el conocimiento, para eso es importante ayudar a la persona a reconocer sus sentimientos (cómo, qué y dónde) lo siente, también consiste en buscar el origen de eso que hace falta, todo para que sea la misma persona la que pueda contar con herramientas para poder comprender lo que le está sucediendo.

En resumen, es importante trabajar la gestión emocional para comprender los sentimientos y así aprender a canalizarlos de una forma saludable.

Cuando el hambre emocional se vuelve recurrente, hay que entender cuál es el origen del problema para realmente poder solucionarlo.

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