Mtra. Verónica Aliaga
Máster en Educación Emocional y Neurociencias Aplicadas. Psicóloga. Perito licitada. Colaboradora en Consulado de Chile en Milán.
En esta nueva edición de columnas Adipa, la docente y experta en educación emocional, Mg. Ps. Verónica Aliaga, nos habla sobre los primeros pasos para salir al mundo laboral de la psicología con éxito.
Emprender como psicólogo independiente es una opción cada vez más atractiva para muchos profesionales de la salud mental. No obstante, es un desafío que en un inicio puede ser abrumador y que requiere valentía, determinación y una clara conexión con nuestro propósito.
Es posible que te enfrentes a situaciones que incluso están fuera de tu formación universitaria de pregrado y que eso te llene de inseguridades.
Al iniciar este camino surgen muchas dudas, miedos y una pregunta que muchas veces nos paraliza: ¿Qué debo hacer para comenzar?
Para comenzar, es fundamental conectar con nuestro propósito. Como menciona Dweck (2006), “tener un sentido de propósito implica tener una visión clara y significativa de lo que queremos lograr en nuestra vida” (p. 104). Reflexionar sobre por qué elegimos esta profesión y cómo podemos contribuir al bienestar de los demás nos proporciona una base sólida para iniciar nuestra carrera y mantener nuestra motivación durante el proceso.
Además, es importante la preparación. Estar preparados en todos los aspectos necesarios para emprender con éxito. Según Zenger y Folkman (2015), “la preparación implica adquirir conocimientos, habilidades y experiencia relevantes para el campo en el que deseamos destacar” (p. 47).
La educación y la capacitación continua son fundamentales para el éxito en la práctica clínica. Como profesionales de la psicología, debemos buscar constantemente ampliar nuestros conocimientos y habilidades. Como bien afirma Albert Bandura (1977) en su libro “Teoría del Aprendizaje Social”, “el aprendizaje y la adquisición de habilidades son un proceso continuo que debe continuar a lo largo de la vida” (p. 32).
La preparación es un proceso que engloba distintas áreas, como la formación académica, el aprendizaje continuo y el desarrollo de distintas habilidades transversales a la psicología. Esto implica que no solo debemos contar con una sólida formación académica en nuestro campo, sino también desarrollar habilidades estratégicas, como marketing, propuesta de valor, marca personal, gestión financiera y networking.
También es esencial conocer en profundidad las regulaciones legales y los principios deontológicos que rigen el ejercicio de la profesión en nuestro país, siendo un aspecto fundamental para tener todo en regla.
La formación constante nos brinda confianza y nos prepara para enfrentar los desafíos clínicos. Participar en talleres, seminarios y cursos especializados nos permite mantenernos actualizados con los avances en el campo de la psicología clínica. Como destaca William Glasser (1965), “la capacitación no solo nos enseña nuevas técnicas, sino que también nos ayuda a mantenernos motivados y comprometidos con nuestra profesión” (p. 7).
Estar bien preparados nos brinda la confianza y las herramientas necesarias para abordar los desafíos que enfrentaremos a lo largo de nuestro desarrollo profesional.
El miedo es un elemento obstaculizador significativo en el proceso de iniciar nuestra carrera. Según Brown (2018), “el coraje se nutre de una conexión profunda con nuestra propia vulnerabilidad y nuestra capacidad de lidiar con el miedo” (p. 45).
El miedo al fracaso es un obstáculo común al emprender como psicólogo independiente. Preguntas como “¿Podré tener suficientes pacientes?” o “¿Seré capaz de generar ingresos estables?” pueden generar inseguridad y temor en muchos profesionales. Es natural que sintamos miedo al iniciarnos en la psicología clínica. Sin embargo, como señala Carol S. Dweck (2006) en su libro “Mindset: La actitud del éxito”, adoptar una mentalidad de crecimiento puede marcar la diferencia: “La mentalidad de crecimiento permite a las personas prosperar durante los desafíos y convertir los fracasos en oportunidades de aprendizaje” (p. 75). Aceptar el riesgo y aprender a gestionar la incertidumbre son habilidades valiosas que deben trabajarse y desarrollarse día a día.
Gestionar el miedo implica reconocer nuestras inseguridades y enfrentarlas con honestidad. En la medida de que nos permitimos ser vulnerables y superamos nuestros miedos, abrimos la puerta a nuevas oportunidades y crecimiento personal.Tomar acción, incluso cuando enfrentamos miedo o incertidumbre, nos permite avanzar hacia nuestros objetivos y nos acerca a los resultados que deseamos.
La confianza en uno mismo es esencial para tener éxito en nuestra carrera.
Es importante recordar que cada uno de nosotros tiene el potencial de marcar la diferencia en la vida de las personas. Como afirmó Carl Rogers (1959), “la confianza en sí mismo es el fundamento de toda relación terapéutica efectiva” (p. 112).
A medida que enfrentamos los desafíos de la práctica clínica, debemos creer en nuestras habilidades y en nuestra capacidad para ayudar a los demás. Según Martin Seligman (2006), padre de la psicología positiva, “el optimismo es la creencia en el cambio, la posibilidad y la solución” (p. 91). Al cultivar un sentido de optimismo y confianza en nosotros mismos, podemos enfrentar cualquier obstáculo con determinación y perseverancia.
Te invito a tomar acción y a creer en ti.
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