Mtro. Jorge Leiva
Magíster en Psicoterapia Cognitivo Post-racionalista. Diplomado de Postítulo en Trastornos Severos de la personalidad y Sexualidad Humana. Terapeuta EMDR. Psicólogo con experiencia en servicio público
El periodo de la adolescencia es uno de los momentos más caóticos a nivel emocional y mental de la vida. Los adolescentes empiezan a formular preguntas profundas sobre quiénes son y cuál es su lugar en el mundo. Al mismo tiempo, están expuestos a nuevas responsabilidades y desafíos como la presión de los pares, la experimentación con la sexualidad y la necesidad de tomar decisiones que podrían afectar el resto de sus vidas.
Es crucial que tanto las personas que rodean al adolescente y los profesionales que se dedican a la salud mental estén bien informados sobre los cambios psicológicos comunes que ocurren durante ese tiempo.
El ciclo vital está compuesto por diferentes etapas, cada una con sus propios desafíos y retos a nivel psicológico y físico. Sin embargo, la etapa de la adolescencia suele percibirse como unos años desafiantes debido a las intensas emociones y el comportamiento impulsivo que la caracterizan.
Dentro de las etapas que se perciben encontramos la adolescencia temprana, desde los 10 a los 13 años; la adolescencia media, desde los 14 y 16 años; y finalmente la adolescencia tardía, entre los 17 y 19 años.
Las características psicológicas que definen la adolescencia incluyen el egocentrismo y la percepción de invulnerabilidad, que puede dar lugar a comportamientos arriesgados e impulsivos. Además, durante ese período, los jóvenes comienzan a utilizar el pensamiento formal para expresar sus pensamientos y expanden su mundo a través de intereses propios.
De este modo, comienza una fase de desarrollo de valores, relaciones independientes, separación/individualización o búsqueda de autonomía y opiniones propias.
A pesar de estas tendencias generales, es importante reconocer que no existe una correlación directa y absoluta de causa y efecto, puesto que siempre se debe tener en cuenta las diferencias individuales y el contexto socio-cultural que puede tener cada persona.
La adolescencia es una de las etapas en donde ocurren la mayor cantidad de cambios en una persona. Estos cambios pueden hacer que la adolescencia se sienta más difícil que otros periodos de la vida. Dentro de los cambios fundamentales que se desarrollan, está:
Respecto a ello, a rasgos generales podemos identificar dos cambios fundamentales que influyen de manera significativa en el desarrollo de los aspectos que hemos mencionado.
Durante la adolescencia, el cerebro experimenta una reestructuración intensa, caracterizada por cambios tanto estructurales como funcionales, que se concentran en áreas específicas del cerebro, como el desarrollo de la corteza prefrontal. Esta corteza permite moderar las respuestas emocionales y se encarga de entregar claridad a la hora de tomar decisiones desde una perspectiva racional y moral.
Durante este período de transformación cerebral, el órgano está particularmente susceptible y su desarrollo aún está en curso, lo que significa que ciertos comportamientos de riesgo pueden tener un impacto potencial en su evolución.
Entonces, en esta etapa las decisiones tomadas por los adolescentes suelen estar más influenciadas por las emociones y las sensaciones que por el razonamiento lógico. Este patrón de comportamiento puede propiciar una tendencia a la impulsividad y una subestimación de los riesgos y consecuencias posibles.
Otro de los cambios más significativos en la adolescencia tiene que ver con la maduración sexual. Este periodo, si bien está marcado de cambios fisiológicos, también es el momento en donde la sexualidad cobra más relevancia.
Junto a la aparición de la pubertad, los adolescentes comienzan a desarrollar comportamientos que están influenciados por su emergente sexualidad. Este factor no sólo provoca transformaciones físicas, sino que también impulsa cambios a nivel hormonal y neuroendocrino.
Estos cambios que señalamos, pueden provocar que los adolescentes sean más susceptibles a comportamientos impulsivos, en los que la sexualidad se presenta como una prominencia creciente.
Dentro de las emociones y vivencias que comúnmente se experimentan durante esta etapa de la vida, está:
De acuerdo a esto, debemos decir que cada adolescente puede desarrollar emociones y situaciones diferentes, ya que cada uno tiene una historia propia que dependerá del contexto, el círculo familiar, acceso a recursos, la cultura, etc.
Si bien existen ciertas características típicamente asociadas a mujeres y hombres, no podemos afirmar que estas siempre se presenten y que dependen de muchos factores, por lo cual no se puede generalizar ni posicionar roles fijos asociados a lo que significa la masculinidad o femineidad. Como mencionamos anteriormente, la manifestación de estas características va a depender en gran medida de su contexto y entorno en el que el adolescente se desenvuelve.
En el caso de las mujeres adolescentes, existen cambios psicológicos notables que se deben considerar. A menudo, las jóvenes pueden ser más sensibles debido a los cambios hormonales que experimentan durante esta etapa. Esto puede hacer que sean más susceptibles a los cambios emocionales y a sentirse afectadas por las situaciones que les rodean.
Asimismo, se comienza a formar una preocupación por la apariencia física, lo que puede incluir preocupaciones de su ropa, cabello, peso, y en general, como son percibidas por sus pares.
En el caso de los hombres adolescentes, también experimentan cambios psicológicos gracias a las hormonas, sin embargo, es más común que lo manifiesten a través de conductas más impulsivas.
Al igual que en las mujeres, los hombres adolescentes también pueden desarrollar preocupaciones en torno a su apariencia física, aunque estas se vinculan más a la conformidad con los ideales de masculinidad. Pueden preocuparse por su complexión física, fuerza y capacidad para cumplir con las expectativas tradicionales de lo que significa ser “masculino”.
Los cambios psicológicos pueden afectar drásticamente a la cotidianeidad de los adolescentes, por lo que es crucial fomentar estrategias de prevención y educación para resguardarlos de algunas situaciones de riesgo que pueden terminar influyendo de manera profunda en la vida de esa persona y su entorno.
En primera instancia, pueden volverse particularmente vulnerables al consumo de sustancias. Es preciso destacar que los jóvenes son más susceptibles que los adultos a los efectos neurotóxicos del alcohol, por lo que pueden alterar el desarrollo cerebral que están teniendo. Esto puede, a su vez, mermar capacidades cognitivas como la empatía, la toma de decisiones, lo que puede llevar a consecuencias desafortunadas.
Entre estas situaciones de riesgo se incluyen:
El desafío radica en cómo prevenir este tipo de conductas, dada la particular vulnerabilidad de la adolescencia. Como sociedad, debemos esforzarnos por prevenir situaciones que expongan a los adolescentes a estos eventos potencialmente dañinos.
Los cambios psicológicos que tienen lugar durante la adolescencia afectan directamente las emociones de los individuos en esta etapa. Es común que los adolescentes experimenten una inestabilidad emocional significativa, que puede manifestarse en cambios de humor abruptos y repentinos.
La inestabilidad emocional se caracteriza por un torbellino de emociones y sentimientos que pueden parecer desordenados. Las causas de esta inestabilidad pueden ser variadas y no necesariamente están vinculadas únicamente a los cambios psicológicos; pueden estar relacionadas con problemas en su entorno, conflictos familiares, desafíos en las relaciones de amistad, entre otros.
Dicha inestabilidad emocional puede estar asociada con trastornos del desarrollo de la personalidad. Aunque es natural experimentar cambios emocionales durante esta etapa de la vida, aquellos asociados a esta inestabilidad pueden ser más intensos. Por lo que habría que consultar a un especialista si estos cambios exceden lo esperado.
Entre las posibles consecuencias negativas de la inestabilidad emocional se incluyen las relaciones personales turbulentas y pensamientos polarizados o extremos. Los adolescentes con baja autoestima e inseguridades son más propensos a experimentar esta inestabilidad emocional.
Es vital promover que los jóvenes busquen apoyo en la medicina de la adolescencia y en la psicología si estos cambios emocionales están afectando su calidad de vida de manera significativa.
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