Juegos terapéuticos: ¿Cómo trabajar con ellos?

Los juegos terapéuticos son utilizados desde tiempos remotos. Uno de los primeros países y culturas en utilizarlos fue la antigua Grecia, en donde los juegos de estrategia destacaban por ayudar a tratar problemas emocionales y psicológicos.

El psicólogo clínico y educativo, especialista en terapia de juego, Garry Landreh, define esta herramienta como: “…relación interpersonal dinámica entre un niño y un terapeuta entrenado en procedimientos de terapia de juego, el cual provee materiales de juego seleccionados y facilita el desarrollo de una relación segura para el niño para que éste pueda expresar y explorar plenamente su self (sentimientos, pensamientos, experiencias y comportamientos) a través del juego, el medio de comunicación natural para el niño, para así lograr un óptimo crecimiento y desarrollo” (2002)

El uso de esta técnica se ha expandido en varias áreas de salud como: la terapia ocupacional, la terapia física y la terapia del lenguaje.

Recursos para facilitar el juego terapéutico en tu consulta

Para aplicar los juegos terapéuticos existe una variedad de recursos y características que se debe cumplir para generar el espacio adecuado, como:

Formas de organizar el juego terapéutico

Además, también se pueden organizar los juegos terapéuticos respecto a las sesiones de terapia. Generalmente es en este orden:

1. La gama del juego libre: en esta primera instancia se comienzan a explorar los sentimientos y habilidades de los pacientes, de manera más natural y espontánea. Es menos directo, por lo que suele ser más cómodo.
2. La gama del juego directivo: sirve para llegar a objetivos específicos de la terapia, como mejorar el autoestima, bajar la ansiedad, mejorar las habilidades sociales, etc. Dentro de esta gama es necesario establecer reglas y objetivos antes del juego.
3. La gama del juego consciente: se destaca porque el terapeuta guía al paciente de manera consciente, es decir, que el paciente conoce los objetivos del juego, y además, este se esfuerza por alcanzarlos.
4. La gama del juego inconsciente o metafórico: el paciente utiliza las metáforas para explorar sus emociones y comportamientos. Utiliza objetos como figuras, papel, peluches, etc.

Desde ese punto podemos comenzar a realizar combinatorias de acuerdo al objetivo de trabajo y los recursos que se dispongan, con la finalidad de facilitar la elaboración de contenido y efectividad.

Francisca del Río, psicóloga y especialista en terapia de juego, señala lo siguiente: “Todo diseño de juego implica directividad en alguna dimensión. Como por ejemplo, se puede diseñar cartas con imágenes, juegos de mesa, preguntas cerradas, preguntas abiertas, consignas, tallos narrativos, etc. Luego se norma el juego para ofrecerlo como alternativa de trabajo”.

Habilidades requeridas para realizar terapia de juego

Es relevante que los terapeutas desarrollen algunas habilidades primordiales, ya que pueden enfrentarse a diversos casos y situaciones.

Principalmente las habilidades de:

• actitud lúdica
• escucha activa
• sensibilidad

Además, se debe promover los espacios creativos y seguros, y la validación del juego en todo contexto y edades.

Importancia de conocerse a sí mismo

Por otro lado, el terapeuta requiere conocer y profundizar en todo tipo de juego, para reconocer con cuál se siente más cómodo.

Es relevante el autocuidado y el poder pasarlo “bien” en los roles. Lo que conlleva un constante autoconocimiento y capacidad de pedir ayuda muchas veces.

El terapeuta como mediador

Asimismo, el terapeuta toma un rol mediador, que acompaña y facilita consignas entre el paciente y él. Con la finalidad de realizar preguntas orientadas al objetivo de trabajo de su profesión.

Este papel es muy importante a la hora de la formación del autorretrato metafórico. 

El poder sanador de los juegos terapéuticos

Utilizar terapia de juego trae consigo algunos beneficios como:

• Externalización: permite sacar el mundo interno y mirar con distancia.
• Concretización: otorga una manera concreta de mirar las vivencias del paciente.
• Miniaturización: lleva las experiencias a una dimensión manejable.
• Procesamiento: da la oportunidad de operar o generar cambios sobre las experiencias.
• Manejo y control: entrega la opción de manejar las vivencias que tuvo.

Lo importante de utilizar estas herramientas, es que el paciente logre mirar desde una perspectiva más lejana sus propias vivencias, y así, generar cambios en su vida actual.

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