20|06|2024
18:00
La pirámide de Maslow, una teoría que clasifica y estructura las necesidades fundamentales del ser humano, ha marcado un antes y un después en el campo de la psicología. Ha ampliado la comprensión de las conductas humanas, proporcionando un marco valioso para analizar y entender qué impulsa a las personas.
Si deseas explorar en detalle la definición, importancia y aplicaciones prácticas de la pirámide, te invitamos a leer el artículo completo de Adipa.
La pirámide de Maslow, también conocida como la “Teoría de Motivación Humana”, fue propuesta por el psicólogo humanista Abraham Maslow en la primera mitad del siglo XX. Su objetivo principal es comprender los impulsos y las motivaciones que guían la conducta humana.
Esta pirámide presenta de manera jerárquica las necesidades y factores motivacionales de los individuos, situando la autorrealización como el “logro máximo”. La esencia de este enfoque educativo radica en proporcionar una formación que fomente el crecimiento personal, no limitándose solo a la transmisión de conocimientos, sino nutriendo también el desarrollo integral de los individuos.
La pirámide de Maslow se centra en entender las motivaciones de la conducta humana, conocida también como la pirámide de las necesidades humanas, esta teoría psicológica proporciona una visión clara y visual del comportamiento humano en función de sus necesidades fundamentales.
El origen de esta teoría se basa en la obra “Una teoría sobre motivación humana”, de Maslow en 1943. El autor, durante esa época centró su atención en comprender qué aspectos contribuyen a la felicidad de las personas y cómo se puede potenciar el desarrollo personal y la autorrealización.
Según su enfoque, las acciones de los seres humanos están impulsadas por la motivación de atender ciertas necesidades, las cuales se pueden organizar en una estructura piramidal. A medida que se satisfacen las necesidades más básicas, se desarrollan deseos y aspiraciones más elevadas.
La Pirámide de Maslow se estructura en cinco escalas o niveles, comenzando por las básicas y terminando por las más complejas. Cabe destacar que, para avanzar hacia las de más arriba, deben estar cubiertas las primeras y/o básicas.
A pesar de que el autor no habla de una pirámide en específico, sí entrega una estructura y orden que años después, otros académicos la presentaron en forma de pirámide.
Las necesidades fisiológicas o básicas se orientan hacia la supervivencia humana. Este nivel de necesidad abarca los aspectos como respirar, beber agua, descansar, comer, relaciones sexuales, entre otros.
Este nivel se considera indispensable para el ser humano, ya que es primordial para mantener su funcionalidad y bienestar físico.
Este segundo nivel se enfoca en la preservación de la seguridad personal, orden, estabilidad y la garantía de protección. Dentro de las necesidades de seguridad se incluyen aspectos como: la seguridad física, económica, laboral, protección familiar, el bienestar de la salud y la salvaguardia de propiedad privada.
Cuando los primeros dos niveles están cubiertos, surge la necesidad de superar los sentimientos de soledad y alienación.
En el día a día estas necesidades se manifiestan a través de los deseos humanos de establecer vínculos afectivos, como el de formar una familia, contraer matrimonio, integrarse a una comunidad, entre otros.
Este nivel refleja la importancia de las relaciones humanas interpersonales y la conexión con otros como elementos cruciales para el desarrollo emocional y satisfacción personal.
Este nivel abarca la autoevaluación, el reconocimiento personal, el respeto mutuo y los logros individuales. Al atender estas necesidades, los individuos experimentan una sensación de seguridad y valía dentro de la sociedad.
De acuerdo con ello, Maslow identificó dos dimensiones en esta necesidad.
En el último escalón de la pirámide se encuentran las necesidades de autorrealización. En ella, se representa la búsqueda de una persona para ser y hacer lo que nació destinada a realizar. Es decir, el cumplimiento del potencial personal a través de una actividad específica.
La autorrealización implica la realización de las aspiraciones más profundas y la alineación con el propósito de vida de cada persona. Es en este nivel en donde se alcanza una plenitud y conexión con el propio ser.
La pirámide de Maslow puede ser aplicada en diversos contextos. Primeramente, se ha utilizado de gran manera en el área de la psicología, ya que presenta un cambio significativo al adoptar un enfoque más positivo y optimista. En este sentido, la pirámide de Maslow en la psicología se centra en las conductas patológicas de las personas. Al estudiar motivaciones y patrones de conducta no vinculados a trastornos mentales, se amplía la perspectiva de esta ciencia, reconociendo que no se trata solo de salud mental.
Mientras que en el ámbito educativo, esta teoría se utiliza para motivar al estudiante a aprender. La motivación impulsa a la participación activa del estudiante en sus tareas y quehaceres, fomenta su atención y lo motiva a esforzarse para mejorar sus habilidades.
Finalmente, también puede ser incorporado en la gestión empresarial, específicamente en el ámbito de recursos humanos y marketing. En la primera, se utiliza con la finalidad de entender y motivar a los empleados, reconociendo que si hay trabajadores satisfechos son más productivos. Mientras que, en marketing se convierte en una herramienta para analizar las necesidades de la sociedad. Quienes la utilicen deben identificar en qué nivel se encuentran sus clientes y con ello, dirigir sus productos para satisfacer necesidades específicas.
A pesar de que la teoría de Maslow es influyente y reconocida, recibe críticas específicamente de acuerdo a la ambigüedad de la definición “autorrealización”. Muchos teóricos argumentan que es difícil determinar cuándo una persona alcanza su máximo potencial y siente satisfacción.
Asimismo, autores como Lawrence Bridwell y Mahmoud Wahba cuestionan la jerarquía de las necesidades propuestas, argumentando la falta de evidencia empírica que respalde la idea que la población reacciona de manera uniforme y busca las mismas necesidades en un orden específico.
Desde la perspectiva social, estudiosos como Manfred Max Neef y Martín Hopenhayn critican la jerarquización social derivada del orden establecido por Maslow. Argumentan que, al seguir la idea de una jerarquía en las necesidades, aquellos con recursos para satisfacer las necesidades básicas estarán mejor posicionados para cubrir todas sus necesidades, mientras que aquellos sin los medios para suplir las necesidades más básicas tendrán dificultades para acceder a las demás.
Estas críticas ponen de manifiesto la complejidad y la falta de universalidad en la aplicación de la teoría de Maslow, subrayando la necesidad de considerar factores individuales y contextuales al evaluar las necesidades humanas.
Sin embargo, a pesar de las críticas que recibe la Pirámide de Maslow, esta teoría sigue siento una herramienta muy útil para comprender el comportamiento humano. Maslow ha dejado un legado significativo en la psicología al introducir un cambio de visión, lo que contribuyó a que establecer una tercera fuerza en la profesión, complementaria al psicoanálisis y el conductismo.
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