Adolescencia: Cambios y cuidados abordados desde la terapia breve
Por Mg. Ps. Jahzeel Martínez
[16:05] La familia desempeña un papel crucial y estará presente incluso en los últimos días de vida de una persona. Como psicoterapeutas, nosotros brindamos acompañamiento durante un breve período de tiempo. Estamos involucrados en ayudar al sistema familiar a aprender nuevas formas de afrontar la situación. Es por eso que también es importante involucrar a los padres, ya que los niños pueden comprender muchas cosas, y nunca debemos menospreciar su capacidad.
Sin embargo, si los adultos no están allí para apoyar y se convierten incluso en parte del problema, se puede crear una dificultad adicional. A veces, el instinto de los padres es solucionar los problemas de los niños, pero en ocasiones, ese intento de solución puede hacer que el problema se vuelva aún más grande. Por lo tanto, nuestro objetivo es trabajar en conjunto con la familia para brindar el mejor apoyo posible al niño.
[18:59] El trastorno de excreción, que incluye dos tipos (enuresis y encopresis), no se limita exclusivamente a una cuestión de incomprensión. El grupo abarca ambos tipos de trastornos, que consisten en una eliminación inapropiada de orina o heces. Hay dos variantes: diurna y nocturna. Puede darse una combinación de ambos en un niño. Es importante investigar si hay patrones interpersonales problemáticos y cualquier condición clínica que pueda afectar el desarrollo adaptativo en relación a la eliminación de orina y heces.
Es difícil que la enuresis o encopresis ocurra todo el tiempo, sin importar si el niño está jugando, durmiendo, en la escuela o viendo televisión. En esos casos, es poco probable que sea únicamente una cuestión psicológica, ya que puede haber causas médicas o físicas involucradas. Durante la terapia, es esencial indagar y encontrar patrones claros que ayuden a comprender cómo comienza y termina el problema en cada situación.
Es importante descartar cualquier condición médica o física que pueda estar impidiendo una adaptación adecuada antes de continuar con el tratamiento. Además, se debe considerar la edad cronológica y el desarrollo del niño, así como el contexto social. La enuresis y la encopresis generalmente se diagnostican a partir de los cuatro años, pero también podemos atender casos en niños más pequeños que presentan una problemática significativa. No debemos excluir a los niños solo porque no cumplen con los criterios exactos, especialmente si están experimentando dificultades y necesitan apoyo.
[28:47]Uno de los problemas que se presentan en el manejo de estos trastornos es el rechazo que experimentan por parte de familiares o compañeros, especialmente en el caso de la encopresis. El olor y la visión de los niños que han defecado pueden generar este rechazo por parte de maestros, compañeros, amigos y familiares. Incluso a veces los padres pueden hacer comentarios despectivos como “quítate de aquí, apesta” o mostrar su molestia por la situación. Este rechazo puede ser un intento fallido de solución, ya que se piensa que al estar limpios los niños serán aceptados y queridos, pero en realidad a veces ocurre lo contrario. El niño se siente desanimado, estigmatizado y tiende a aislarse aún más.
Además, otro problema que se puede presentar es la falta de involucramiento de algunos miembros importantes de la familia. Es necesario considerar el modelo estructural y analizar quiénes están periféricos y quiénes están centrales en la dinámica familiar. Algunos miembros pueden no estar interesados o no involucrarse en la situación del niño, mientras que otros pueden formar alianzas o coaliciones para ayudar o dañar al paciente.
Es importante tomar en cuenta los movimientos del sistema familiar alrededor del niño y la problemática que enfrenta. Es necesario generar conciencia tanto en los maestros como en los padres para brindar mayor apoyo y confianza a los niños. Se pueden llevar a cabo pláticas o talleres para sensibilizar sobre el tema y evitar la estigmatización.
En cuanto a las escuelas, se pueden proponer actividades para demostrar la importancia de la inclusión y la aceptación de los niños con estos trastornos. Por ejemplo, se puede pedir a los maestros que realicen tareas que promuevan la empatía y la comprensión hacia los compañeros que enfrentan estas dificultades. Sin embargo, es importante destacar que no siempre las escuelas estarán dispuestas a implementar estas actividades, por lo que se deben buscar alternativas y estrategias para ayudar al niño a adaptarse de otras maneras.
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