Dr. Nicolás Lorenzini
Es Doctor en Psicología Clínica, Educacional y de la Salud. Magíster en Psicoanálisis. Psicólogo Clínico.
En esta nueva edición de columnas Adipa, el profesional experto PhD. Mg. Nicolás Lorenzini propone el trabajo ético y responsable de los psicotereapeutas cuando hay pacientes que se son intervenidos con psicotrópicos.
Entérate de todo en esta noticia de Adipa.
En el campo de la psicología clínica, la integración de la medicación psicotrópica y la psicoterapia es cada vez más habitual en el tratamiento de los trastornos mentales. Mientras que la psicofarmacología puede aliviar los síntomas, la psicoterapia aborda los factores psicológicos subyacentes y promueve el bienestar a largo plazo. Sin embargo, las consideraciones éticas que rodean el uso de medicación psicotrópica junto con la psicoterapia son esenciales para garantizar un tratamiento responsable y eficaz.
En esta pequeña columna intento explorar las dimensiones éticas de esta práctica y proporcionar ideas para los psicólogos clínicos, si bien muchos de nosotros en nuestro trabajo no estamos a cargo de la medicación, hay elementos que como psicoterapeutas no debemos eludir, para aprovechar verdaderamente las ventajas que ofrece la psicofarmacología.
En primer lugar, la obtención del consentimiento informado es un principio ético fundamental en el uso de medicación psicotrópica junto con la psicoterapia. Los psicólogos clínicos tenemos el deber de proporcionar información exhaustiva sobre la naturaleza, los beneficios, los riesgos potenciales y los efectos secundarios de la medicación prescrita. Los pacientes deben tener una comprensión clara del plan de tratamiento propuesto, incluyendo su justificación y el impacto potencial en su bienestar.
El consentimiento informado permite a los pacientes tomar decisiones autónomas y participar activamente en el proceso de tratamiento. Esto implica necesariamente que los psicoterapeutas debemos siempre estar en contacto con el médico que receta los fármacos, y debemos liderar el proceso de ayudar al paciente a estar informado y decidir sobre potenciales tratamiento psicofarmacológicos. Al priorizar el consentimiento informado, los psicólogos empoderan a los pacientes para que participen activamente en sus decisiones de tratamiento y fomentan un sentido de agencia. La colaboración con los pacientes permite una comprensión más profunda de sus necesidades, preferencias y consideraciones culturales únicas. También fomenta la transparencia, la confianza y una alianza terapéutica más sólida.
Este enfoque colaborativo en la toma de decisiones sobre el tratamiento es crucial cuando se incorpora la medicación psicotrópica a la psicoterapia. Los psicólogos debemos involucrar activamente no solo a los psiquiatras, sino también a los pacientes en discusiones abiertas y transparentes sobre la integración de la medicación, asegurándose de que se tengan en cuenta sus preferencias, valores y preocupaciones.
La toma de decisiones en colaboración fomenta una alianza terapéutica, mejora la autonomía del paciente y promueve la adherencia al tratamiento. Es importante que los psicólogos presentemos información precisa e imparcial, capacitando a los pacientes para tomar decisiones bien informadas sobre su tratamiento.
Todo esto implica que nuestras competencias deben incluir, ineludiblemente, conocimientos, formación y experiencia adecuados en psicofarmacología para tomar decisiones junto al paciente. La colaboración con los médicos o psiquiatras prescriptores es crucial para garantizar el uso seguro y eficaz de la medicación psicotrópica. Si un psicólogo carece de la experiencia necesaria, debe derivar a los pacientes a los profesionales adecuados.
No solo la competencia con respecto a los fármacos es necesaria. La competencia cultural es un aspecto crítico de la práctica cuando se utiliza medicación psicotrópica junto con la psicoterapia. Los psicólogos debemos considerar los factores culturales, sociales y contextuales que influyen en las creencias, actitudes y experiencias de los pacientes en relación con la medicación. La sensibilidad cultural ayuda a evitar posibles prejuicios, respetar las preferencias individuales y abordar cualquier barrera cultural a la adherencia al tratamiento. Los psicólogos debemos, nuevamente, colaborar con los pacientes para desarrollar planes de tratamiento que se ajusten a sus antecedentes culturales e incorporen sus valores y creencias.
Si bien los psicólogos no somos quienes recetamos y controlamos la medicación, también debiese ser parte de nuestra practica la supervisión y evaluación continuas del uso de medicación psicotrópica en el contexto de una psicoterapia. Los psicólogos debemos evaluar regularmente el progreso del tratamiento, incluida la eficacia de la medicación, sus efectos secundarios y el bienestar general del paciente.
La evaluación continua permite ajustar las estrategias de tratamiento , garantizando así que se mantenga alineado con las necesidades y objetivos cambiantes de los pacientes.
La integración de la medicación psicotrópica y la psicoterapia en la práctica clínica requiere una cuidadosa consideración de principios éticos. Los psicólogos clínicos pueden garantizar el uso ético de la medicación psicotrópica junto con la psicoterapia obteniendo el consentimiento informado, colaborando en la toma de decisiones, ejerciendo dentro de su ámbito de competencia (sin pretender reemplazar las funciones del psiquiatra), teniendo en cuenta los factores culturales y realizando un seguimiento y una evaluación minuciosos. La práctica ética no sólo defiende los derechos y la autonomía de los pacientes, sino que también promueve su bienestar y los resultados del tratamiento. Debemos actualizar continuamente nuestros conocimientos, buscar interconsultas cuando sea necesario y colaborar con los médicos prescriptores para proporcionar un tratamiento seguro y eficaz.
El uso ético de la medicación psicotrópica junto con la psicoterapia requiere un enfoque reflexivo y centrado en el paciente. Al defender principios como el consentimiento informado, la colaboración en la toma de decisiones, la competencia cultural y la supervisión y evaluación continuas, los psicólogos clínicos podemos sortear las complejidades de integrar estas modalidades de tratamiento de manera responsable. Al hacerlo, promoveremos el bienestar, la autonomía y los resultados positivos de nuestros pacientes, al tiempo que garantizamos los más altos estándares de práctica ética.
Es Doctor en Psicología Clínica, Educacional y de la Salud. Magíster en Psicoanálisis. Psicólogo Clínico.
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