Lic. Constanza Hernández
Es Psicóloga Infantil, posee Diplomados en Abuso Sexual Infantil y en Terapia Sistémica Breve.
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Comprender el duelo infantil requiere reconocer como niños y niñas procesan la pérdida desde su etapa de desarrollo. Este artículo, elaborado con la colaboración de la psicóloga Constanza Hernández, presenta orientaciones para acompañar el duelo con respeto, claridad y contención emocional.
Hablar sobre la muerte de un ser querido con un niño o niña representa una de las tareas más complejas para madres, padres, cuidadores y profesionales de la infancia. Comprender cómo los niños viven el duelo y de qué manera se les puede acompañar con respeto, claridad y contención es fundamental para favorecer su bienestar emocional.
Para profundizar en esta temática, se entrevistó a la psicóloga infantil y docente de Adipa, Constanza Hernández, quien detalló las particularidades del duelo en la infancia y enfatizó la relevancia de un acompañamiento empático y acorde a la etapa del desarrollo.
El duelo infantil es el proceso que viven niños y niñas al enfrentar una pérdida significativa. Esta pérdida puede ser la muerte de un ser querido, una mascota, una separación, una mudanza o la pérdida de rutinas y sensación de seguridad.
Aunque el concepto de duelo es similar al de los adultos, su manifestación en la infancia es distinta debido al desarrollo cognitivo, emocional y simbólico que están atravesando. La forma en que se vive el duelo dependerá, en gran parte, del acompañamiento que reciba el niño por parte de sus adultos significativos.
La etapa del desarrollo cumple un rol fundamental en la manera en que niños y niñas expresan emocional y conductualmente las experiencias de pérdida. A medida que se desarrollan, su comprensión sobre la muerte y el entorno se vuelve más compleja, lo que influye directamente en cómo interpretan y enfrentan el duelo.
En esta etapa, el pensamiento está fuertemente influenciado por la fantasía. Por ello, la muerte puede entenderse como algo reversible o temporal. Es común que pregunten reiteradamente sobre el fallecido o hablen del tema sin una carga emocional negativa. Es importante ser honestos, pero sin romper con la fantasía normativa propia de esta edad.
Los niños comienzan a comprender que la muerte es definitiva. Se reduce la confusión entre fantasía y realidad, y pueden aparecer sentimientos de culpa o preocupación excesiva por la posibilidad de nuevas pérdidas. Es necesario entregar respuestas claras, adaptadas a su edad, y validar sus emociones.
La comprensión de la muerte se asemeja más a la de un adulto. Sin embargo, pueden mostrar rigidez emocional, evitar hablar del tema o intentar mostrarse “fuertes”, especialmente si tienen hermanos menores. Mantener un espacio de comunicación abierto y sin tabúes es esencial.
Las manifestaciones del duelo infantil pueden variar según la edad, el vínculo con la persona fallecida y el entorno de apoyo. No obstante, existen ciertas señales comunes que pueden observarse en diferentes etapas del desarrollo. La profesional de Adipa identifica entre ellas:
Se puede observar irritabilidad, labilidad emocional, temores nocturnos.
Como pérdida del control de esfínteres, necesidad de compañía para dormir, retorno a objetos de apego o rechazo a crecer.
Aislamiento, desinterés por actividades que antes eran placenteras, disminución de energía vital.
Dolor de estómago o cabeza, cambios en el apetito, decaimiento general.
Bajo rendimiento académico y dificultades de concentración.
“Es importante considerar que estas conductas muchas veces son interpretadas erróneamente como “mala conducta”. Reaccionar con castigos o reprimendas ante estas expresiones emocionales puede obstaculizar el proceso de elaboración del duelo, generando sentimientos de culpa o inseguridad en el niño o niña”, menciona la docente.
Es esencial considerar la etapa de desarrollo del niño al momento de comunicar la muerte de un ser querido. Utilizar palabras simples y honestas, evitar eufemismos y crear un espacio tranquilo y seguro son aspectos clave.
Por otro lado, es importante permitirles expresar sus emociones, hacer preguntas y participar en ritos de despedida. Pequeños gestos como elegir una foto, una canción o escribir una carta al ser querido pueden ser formas simbólicas de procesar la pérdida.
El rol de los adultos en el acompañamiento del duelo infantil es primordial. Existen acciones concretas que pueden facilitar este proceso, entregando al niño o niña herramientas para comprender y elaborar la pérdida de manera saludable.
El Ministerio de Educación de Chile (MINEDUC) enfatiza que, ante situaciones de duelo, las personas significativas deben brindar cuidado, escucha, afecto y espacios seguros para que los niños y niñas puedan expresar sus emociones, formular preguntas y participar en ritos de despedida adaptados a su etapa de desarrollo (MINEDUC, 2024).
A continuación, se presentan algunas recomendaciones para orientar este acompañamiento.
Usar un lenguaje simple y directo: “murió”, “su cuerpo dejó de funcionar”. Evitar ambigüedades que generen confusión.
La estructura y la predictibilidad ayudan a dar contención y seguridad emocional.
Tristeza, enojo, silencio o alegría son reacciones normales. Acompañar sin juzgar: “Lo que sientes está bien”, “puedes llorar o no llorar”.
El interés por el tema es natural. Hablar permite resignificar y procesar emocionalmente la experiencia.
Juegos, dibujos, cuentos, cartas, cajas de recuerdos. No todos los niños se expresan de forma verbal.
Cuando el acompañamiento familiar no es suficiente, o cuando se observan indicadores de alerta, el apoyo profesional puede ser fundamental. La intervención psicológica en niños en casos de duelo no busca acelerar el proceso, sino ofrecer un espacio seguro y respetuoso donde puedan comprender lo vivido, expresar sus emociones y resignificar el vínculo con la persona fallecida.
Por ejemplo, desde el enfoque narrativo, se trabaja con la idea de “decir de nuevo hola”, entendiendo que la muerte pone fin a una vida, pero no necesariamente al vínculo emocional. Este se transforma: pasa de ser una relación de presencia física a una de presencia simbólica.
Hernández señala que, el acompañamiento se basa en actividades significativas para cada niño o niña, como el juego libre, el juego simbólico, las artes, las cajas de recuerdos o la escritura de cartas. Estas herramientas permiten una expresión emocional no verbal, adecuada a su etapa de desarrollo.
A pesar de que muchas veces el duelo en niños no requiere intervención terapéutica, existen indicadores que pueden alertar sobre la necesidad de apoyo profesional:
En este sentido, la psicoterapia del duelo en niños tiene como objetivo ofrecer un espacio seguro para comprender lo vivido, expresar emociones y reconstruir el vínculo con el ser querido desde una nueva manera simbólica.
La literatura infantil puede ser una herramienta poderosa para acompañar el duelo. Algunos cuentos recomendados son:
Un recurso audiovisual complementario es el capítulo “El día de las madres” de la serie Rugrats, donde el personaje Carlitos simboliza cómo es posible mantener un vínculo emocional con su madre fallecida. Puedes ver la escena aquí: Ver video




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