Dr. Jonathan Martínez
Doctor en Psicología Clínica y de la Salud. Magíster en Gestión Educativa, y en RRHH y Habilidades Directivas. Psicólogo. Docente de Pregrado y Posgrado. Director de Magíster en la Universidad Andrés Bello
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La ansiedad, como reacción ante situaciones amenazantes, provoca estrés, pánico, miedo y diversas otras sensaciones. Cuando esta respuesta se experimenta con frecuencia, nos enfrentamos a un trastorno de ansiedad. ¿Cuáles son los síntomas más habituales en quienes lo padecen? En este artículo de Adipa, elaborado junto al docente y profesional PhD. Mg. Ps. Jonathan Martínez, exploraremos en detalle el fenómeno de la ansiedad.
La ansiedad es una respuesta emocional normal que se caracteriza por sentimientos de tensión, preocupación y cambios físicos, como el aumento de la tensión arterial. Sin embargo, cuando estos síntomas de ansiedad son frecuentes e intensos, pueden indicar un trastorno de ansiedad.
A nivel global, los trastornos de ansiedad son los más comunes dentro de las enfermedades mentales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 264 millones de personas padecen este problema, una cifra que ha aumentado tras la pandemia.
Según el experto del área, Dr. Jonathan Martinez, en los últimos años se ha observado un incremento significativo en los niveles de ansiedad en diversas poblaciones, convirtiéndose en un problema de salud pública que requiere atención prioritaria. La creciente prevalencia de este trastorno destaca la necesidad de que los profesionales de la salud estén preparados para abordarlo de manera eficaz.
Los síntomas de ansiedad suelen aparecer en la infancia o adolescencia, afectando la vida cotidiana y las relaciones interpersonales. La ansiedad puede manifestarse de diversas maneras, y sus síntomas varían en intensidad y frecuencia según cada persona. Generalmente incluyen:
Un rasgo distintivo de la ansiedad es la preocupación excesiva, que se caracteriza por una sensación constante y abrumadora de inquietud sobre varios aspectos de la vida, incluso cuando no hay una causa real para preocuparse. Esta preocupación es difícil de manejar y con frecuencia provoca un aumento en los niveles de ansiedad, lo que crea un ciclo de preocupación y ansiedad que se refuerza mutuamente.
La ansiedad suele manifestarse como una sensación persistente de inquietud o nerviosismo. En el Trastorno de Ansiedad Generalizada, esta sensación es constante y dificulta la capacidad de relajarse. Esta inquietud puede presentarse tanto a nivel mental como físico, generando una necesidad constante de movimiento, sentirse agitado o tener una sensación constante de estar al borde.
La sensación de fatiga es un síntoma frecuente en personas con ansiedad, ya que el esfuerzo constante por manejar la preocupación y la tensión puede resultar agotador tanto física como mentalmente. Además, la hipervigilancia característica de la ansiedad mantiene a las personas en un estado de alerta permanente, lo que aumenta el desgaste y dificulta la recuperación del organismo, incluso en períodos de descanso.
Este síntoma de ansiedad puede afectar significativamente la capacidad de concentración. Las personas pueden encontrarse divagando o experimentando la sensación de “mente en blanco”, lo que dificulta enfocarse en pensamientos o tareas específicas. Esta falta de concentración puede repercutir en el rendimiento laboral, académico y en la realización de actividades diarias.
Este síntoma de ansiedad se manifiesta con una mayor sensibilidad emocional y una tendencia a reaccionar de forma exagerada ante situaciones que, en circunstancias normales, no provocarían tal respuesta
Los síntomas físicos de la ansiedad incluyen tensión muscular, lo que puede derivar en molestias recurrentes como:
Estas quejas somáticas pueden no tener una causa física obvia y son un reflejo de la tensión emocional interna.
Los trastornos del sueño son frecuentes en personas con ansiedad. Estas alteraciones pueden manifestarse como dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos frecuentes o sueño no reparador. La falta de descanso adecuado puede agravar otros síntomas de ansiedad y afectar la calidad de vida.
De acuerdo al Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5), los tipos de ansiedad son los cuales comparten características de ansiedad y miedo excesivo, así como también, alteraciones conductuales.
Se caracteriza por una preocupación y ansiedad excesivas que persisten la mayor parte del tiempo durante al menos seis meses.
Este tipo de ansiedad afecta múltiples aspectos de la vida, como el trabajo, la salud y las relaciones personales, interfiriendo significativamente en el bienestar y funcionamiento diario.
Corresponde a la aparición súbita de miedo intenso o malestar que alcanza su máxima expresión en minutos, y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de estos síntomas:
La agorafobia es el miedo o ansiedad intensa a dos o más de estás siguientes situaciones:
Comúnmente, las personas que padecen este trastorno suelen evitar estas situaciones por temor a que escapar sea difícil o a no recibir ayuda si experimentan síntomas de pánico
Se caracterizan por un miedo o ansiedad intensa ante un objeto o situación particular, como volar, las alturas, ciertos animales, las inyecciones o la sangre. Este miedo suele ser desproporcionado en relación con el peligro real que plantea la situación u objeto.
Es el temor o la ansiedad intensa que experimenta un individuo en una o más situaciones sociales donde se encuentra expuesto a la evaluación potencial por parte de otros. Esto incluye diversas interacciones sociales como conversar, conocer nuevas personas o realizar actividades en público, como comer o beber. Además, hablar en público o desempeñar tareas frente a una audiencia puede generar una gran angustia en quienes padecen este trastorno
Miedo o ansiedad excesiva e inapropiada respecto al nivel de desarrollo de un individuo en relación a la separación de las personas a las que tiene apego. Se manifiesta a través de al menos tres de estas siguientes circunstancias:
Los episodios de pánico o la predominancia de la ansiedad caracterizan el cuadro clínico. Los síntomas de este tipo de ansiedad están asociados al consumo, dependencia y abuso de una droga en específico. Se respalda con evidencia de la historia clínica, exploración física o análisis de laboratorio.
Las personas que sufren de este trastorno le es muy difícil manejar temores y ansiedades. Con regularidad, interpretan cualquier síntoma o sensación como indicativo de una enfermedad grave. Los ataques de pánico o la ansiedad predominan en este cuadro clínico.
Las causas de la ansiedad son complejas y aún no se comprenden completamente. Sin embargo, se considera que resultan de la interacción de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.
En primera instancia, el desarrollo de trastornos de ansiedad está fuertemente influenciado por la genética, como las diferencias en la estructura y función del cerebro.
Los estudios con gemelos han demostrado que, si uno de los gemelos tiene un trastorno de ansiedad, tiene una mayor probabilidad de que el otro también lo desarrolle. Esto sugiere una conexión genética.
A pesar de que la asociación no es directa ni exclusiva, se han identificado varios genes que podrían estar relacionados con la ansiedad. Estos genes pueden afectar cómo el cerebro procesa la información y controla las emociones.
En ellos se destacan los desequilibrios químicos en el cerebro de un individuo. Los trastornos de ansiedad están relacionados con el desequilibrio en los neurotransmisores del cerebro, como la serotonina y la noradrenalina. Estos químicos cerebrales son esenciales para regular el estado de ánimo y la ansiedad.
Además, los estudios han demostrado que las personas con trastornos de ansiedad tienen estructuras cerebrales diferentes, como la amígdala y el hipocampo, las cuales son áreas de respuesta al miedo y el estrés.
La exposición a traumas, estrés o abuso son parte de los factores ambientales que pueden tener un impacto en el desarrollo de la ansiedad. En este sentido, los trastornos de ansiedad o el estrés constante pueden empeorar, ya sea por problemas laborales, relaciones interpersonales o circunstancias de vida difíciles.
Los traumas, especialmente los emocionales y físicos, pueden aumentar el riesgo de ansiedad en la vida adulta. Los factores de riesgo incluyen eventos traumáticos como accidentes, desastres naturales o experiencias de guerra.
Se destaca la baja autoestima, timidez y las dificultades para afrontar el estrés. Las características de personalidad de una persona pueden aumentar su probabilidad de desarrollar trastornos de ansiedad. Las personas que son más ansiosas, temerosas o negativas pueden ser más susceptibles.
De acuerdo con ello, ha habido una fuerte correlación entre el rasgo de personalidad conocido como neuroticismo, que implica una tendencia al experimentar emociones negativas, y un mayor riesgo de desarrollar ansiedad.
Existen diversas maneras de manejar los síntomas de la ansiedad, dentro de los cuales destacamos:
Implica poder aprender relajación, respiración y/o Mindfulness, los cuales pueden ser muy efectivos para reducir el estrés diario. Es importante practicar a diario para adquirir esta capacidad de manejo de ansiedad.
Prácticas como la meditación, el yoga o la respiración profunda ayudan a calmar la mente y disminuir la respuesta física al estrés, lo que a su vez, puede prevenir la aparición de síntomas de la ansiedad.
El ejercicio físico no solo ayuda a reducir la tensión muscular y mejorar el estado de ánimo a través de la liberación de endorfinas, sino que también puede proporcionar una distracción saludable de las preocupaciones cotidianas.
Tener una dieta equilibrada es clave para prevenir la ansiedad. Evitar el exceso de cafeína y alcohol es importante, ya que pueden exacerbar los síntomas de la ansiedad.
Incluir alimentos ricos en nutrientes y mantener un horario regular de comidas, puede ayudar a estabilizar los niveles de energía y el estado de ánimo.
Establecer y mantener un horario regular de sueño, asegurando suficientes horas de descanso puede mejorar significativamente la resistencia al estrés y reducir la probabilidad de desarrollar ansiedad.
Mantener relaciones saludables y contar con una red de apoyo social sólida puede ser un factor proyector contra la ansiedad. El soporte de amigos, familiares o grupos de apoyo puede ofrecer una válvula de escape para compartir preocupaciones y reducir la sensación de aislamiento.
La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y otras formas de terapia psicológica pueden ser muy efectivas en la prevención de la ansiedad. Estas terapias ayudan a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la ansiedad, desarrollando así, habilidades para manejar mejor el estrés y las preocupaciones.
La evaluación de la ansiedad implica un proceso clínico integral que abarca entrevistas en profundidad, revisión minuciosa del historial del paciente y un análisis de eventos significativos en su vida. Además, se examina detalladamente el desarrollo de los síntomas ansiosos a lo largo del tiempo. En este sentido, es crucial llevar a cabo un diagnóstico diferencial para garantizar una comprensión precisa del cuadro clínico.
También, la utilización de cuestionarios y escalas psicológicas complementa la evaluación clínica. Instrumentos validados para la población chilena, como el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI) y la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés de 21 ítems (DASS-21), son recursos valiosos con indicadores confiables que pueden ofrecer información adicional y complementaria.
Asimismo, es esencial descartar enfermedades fisiológicas de base, esto se hace a través de la derivación a un médico general, quien realizará exámenes de laboratorio para descartar cualquier problema de salud subyacente que pueda contribuir a los síntomas ansiosos.
Finalmente, es imposible no agregar que, todas las personas tienen historias diferentes, por lo que es fundamental decir que si hay alguien está pasando un periodo de ansiedad, visite a un profesional de la salud quien lo ayudará a enfrentar de manera adecuada y efectiva los síntomas y tratamiento.




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